También es hora de hacer balance anual de nuestra ciudad. Ver los logros alcanzados, que alguno tendrá que haber. Las metas inconclusas, que por su cantidad habrá que priorizar. Y los aspectos a mejorar, que sin duda serán muchos y variados.
Y, como de costumbre, también se proyectará el año entrante renovando las ilusiones de nuestras viejísimas necesidades, y a las que, como también es costumbre, se les prestará la misma atención que los demás años. Son, entre otras: La terminación completa y puesta en funcionamiento del tan necesario Hospital; la urgente implantación de una red ferroviaria equiparable a cualquier otra ciudad española; la revitalización de nuestro comercio local y la facilidad burocrática para la atracción de nuevas empresas que proporcionen la creación de puestos de trabajo; la apuesta convencida por el turismo como fuente de riqueza y, por supuesto, una inversión clara y diferenciadora por la Cultura en nuestra ciudad. Si, esa ciudad que quiso aspirar a Capital Europea de la Cultura, sin apenas inversión en infraestructuras, y con un gasto en merchandising (puntos de colores, posavasos, camisetas, gorras, pancartas, globos, imanes, etc.), cercano al despilfarro.
Pero, como dijo Albert Einstein, la insensatez consiste en “hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Y así nos va. Feliz año para todos.