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Pasado, presente y futuro. Realidad de todos los días.

Ni temporal, ni coyuntural.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Ignoro si es por “lealtad al partido que representan”, o por sumisión al dedo que los designa, llámese unas veces “Pedro”, “Antonio” o “Don José” —según el lugar y día donde se encuentre—y otras “el guapo”, “Sanchinflas”, “Su Sanchidad” u otros calificativos de mayor calibre que, por si me leyera algún menor, me abstengo de reproducir, nuestros dirigentes llevan cerca de un año insistiendo en el Mantra de que, “la alta inflación que padecemos, es temporal y coyuntural”; es decir “que dura relativamente poco tiempo” y “que es, sucede o se hace en alguna ocasión, pero no de forma habitual ni por costumbre”.



Pero la realidad es que la tendencia de la alta subida de precios, amenaza con haber venido para quedarse, convirtiéndose así en algo estructural. ¿O alguien todavía piensa que bajarán los precios de los alimentos básicos, la hostelería, el ocio y demás productos de nuestra vida cotidiana a niveles anteriores? Bajarán, más tarde de lo previsto y menos de lo esperado, las energías y combustibles, pero el resto se mantendrán inalterables o con bajadas mínimas, afectando a nuestro maltrecho poder adquisitivo y empobreciéndonos de forma galopante. Y Extremadura, y Cáceres en particular, no está precisamente sobrada de recursos para aguantar.

Estamos en la cola de la gran mayoría de los índices económicos nacionales, incluso europeos: Salarios y pensiones más bajas, mayor paro y éxodo juvenil, una de las mayores tasas de índice de pobreza, una mayor presión fiscal, un menor número de empresas y un largo etcétera que, unido a la brutal escalada de precios conllevará a aumentar, sin duda alguna, la brecha social existente. Y lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando a que los precios suban. Y esta circunstancia, apática y resignada, hace que los precios suban más por aprovechamiento de los mercados.

¿Y cuál es la solución que dan nuestros dirigentes cercanos? Repetir el Mantra que se viene escuchando en estas tierras desde hace décadas: “…nuestro futuro va a cambiar como nunca, dentro de muy poco tiempo”. Mantra que, con permiso, me recuerda al famoso mensaje de WhatsApp que manda la mujer al marido del siguiente tenor: “Llegaré en media hora. Si ves que me retraso, vuelve a leer el mensaje”. Pues igual.

 



Territorio ZEPA.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Como extremeño, y a pesar de los tontos contemporáneos que nos abochornan –como la zapatillera buscadora de minipisos y a la sazón exministra de fomento del singular Zapatero, la tal Maria Antonia Trujillo, digna merecedora por sus últimas declaraciones de babero personalizado– me felicito de que la Junta de Extremadura, se haya ofrecido para ubicar en nuestra Comunidad, la sede de la futura Agencia Estatal de Salud. Da igual si competimos con Aragón, Asturias, Murcia o Valencia. El hecho de postularse ya es motivo de satisfacción.

 

Ahora bien, como cacereño de nacimiento y censo, tengo mis serias dudas de que, en caso de ser agraciados –que es mucho suponer–, dicha sede pueda instalarse en Cáceres. Y no porque quiera entrar en la típica rivalidad provincial, no. Simplemente, y a la vista está, porque Cáceres tiene pocas opciones. No tenemos un Hospital completo, solo un anteproyecto que sabe Dios cuándo se convertirá en proyecto y que deberá pasar por las interminables fases de financiación, licitación, adjudicación, ejecución, etc. Por otro lado, y fuera del casco urbano, Cáceres es intocable. Resulta que es el término municipal de mayor superficie de España (1.750,33 km²), de los cuales casi el 98% tiene algún tipo de protección medio ambiental. De ahí que ni aeródromo, –lo del aeropuerto internacional de Ibarra es para otro babero– ni buda gigante, ni budina chico, ni ningún tipo de industria que pueda favorecer el desarrollo económico de la ciudad. Tendremos mina. Seguro. Y si queremos que la explotación, tratamiento y transformación del litio se quede en nuestra ciudad, necesitaremos la creación de fábricas, pero nuevamente chocaremos con nuestra cruda realidad. La ZEPA.

Porque Cáceres es el municipio ZEPA por excelencia. Alguna vez nos tendrán que explicar, los beneficios económicos que Europa nos haya repartido a cambio de satisfacer las peticiones del ecologismo de salón que tanto impide el desarrollo de esta tierra. Tenemos aves migratorias capaces de recorrer miles de km. por su conveniencia y nosotros no podemos trasladar sus nidos dos km. para favorecer la instalación de un aeródromo y de industrias que generen el empleo que muchos miles de jóvenes cacereños están demandando. Por favor: cultura ecológica, sí; pero sentido común, también.