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Cambalache

domingo, 25 de mayo de 2014


Cambalache significa trueque o intercambio de cosas, generalmente de poco valor; y en su versión despectiva, intercambio de cosas materiales o inmateriales hecho con malicia o con afán de ganancia.

Y, visto lo visto, generalmente en eso, en una especie de casa de compra-venta, se ha convertido nuestra sociedad.

La letra de “Cambalache”, es un resumen filosófico, existencial, profético y político del siglo XX, pero que ahora, en pleno siglo XXI, sigue igual de vigente. Su éxito, analizar las contradicciones internas del ser humano.

La letra de “Cambalache”, compuesta por Enrique Santos Discépolo en el año 1934, es un resumen filosófico, existencial, profético y político del siglo XX, pero que ahora, en pleno siglo XXI, sigue igual de vigente, porque se trata de una feroz sátira, una irónica mirada no sólo a una sociedad concreta, sino al mundo entero. Su éxito, analizar las contradicciones internas del ser humano. “Cambalache”, es un retrato vivo y realista del ser humano. Y nos invita a recapacitar en nuestro papel, como hacedores de historia y no como meros receptores de la misma.

Pero, ¿estaremos condenados a bailar el mismo tango hasta el final de los tiempos?
 
A lo mejor, Cambalache, es el encargado de despertar la conciencia política de las masas para que no vivamos una vida de letra de tango sino de seres conscientes y pensantes que pueden transformar su futuro y su destino.

Desde aquí, seguiremos haciendo camino, paso a paso, pero con la conciencia despierta y atentos a todos estos... “Cambalaches”.


Os dejo la interpretación de Carlos Gardel, con imagenes del siglo XX; y la letra, para el que quiera reflexionar:




Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stavisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...

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