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Pasado, presente y futuro. Realidad de todos los días.

A veces, algunas veces...

lunes, 28 de septiembre de 2020

"A veces, algunas veces, el cantor tiene razón / aunque tape el nubarrón la alegría de la vida / de un día nace otro día / y a esa fuerza no la matan / aunque maten al cantor” Así reza una de las estrofas de la canción “Canta Cigarra” que, en 1976, compusiera e interpretara María Ostiz.


Y me han venido a la mente estos hermosos versos, porque los columnistas, articulistas o simples junta-letras como en mi caso, a veces, algunas veces, al igual que el cantor, también tienen, o tenemos, algo de razón.

Como lo fue en el caso del artículo que, amablemente como siempre, me publicó esta sección el 28 de septiembre de 2016, bajo el título de “Las fuentes que faltan”. Entonces, consideraba imprescindible la rehabilitación y construcción de fuentes que atemperasen el sofocante calor que sufren los lugareños y numerosos foráneos que visitan nuestro incomparable marco monumental. Decía también que, sumado a su capacidad refrescante, las fuentes sirven como puntos de encuentro que invitan a realizar paradas. Y que, ornamentadas e integradas correctamente, añaden un valioso aporte cultural. Terminaba diciendo que, hasta las fuentes más sencillas pueden tener una enorme posibilidad escenográfica y plástica, armonizando el juego del agua y potenciándolo con luz.


Me alegra saber que, cuatro años después de dicho artículo, se van a rehabilitar cuatro fuentes y se van a instalar otras tres o cuatro más en puntos estratégicos de paso para cacereños y turistas. Y celebro que, el ahora concejal del ramo, Sr. Bello, coincida conmigo manifestando que dichas inversiones “...contribuirán a hacer una ciudad cómoda y amigable para el visitante, en un entorno lo más verde y fresco posibles, dadas las peculiaridades del clima cacereño...”. Nunca es tarde si la dicha es buena. Pero es lamentable que dichas inversiones, como otras muchas, consideradas de pequeño importe pero de gran efecto y que conllevan, entre otros, la recuperación de elementos históricos, nunca se planifiquen en su momento.

Si, a veces, algunas veces el cantor tiene razón, porque como rezaba otra estrofa: “... no sólo es su corazón lo que sale por su boca / son los ecos que en el aire ha dejado el labrador / la mujer, el oprimido, es el llanto del nacido / los ecos de su canción”.
 

Cáceres y su oportunidad

jueves, 3 de septiembre de 2020

Es cierto que las mayorías absolutas otorgan a los distintos gobiernos (estatal, autonómico o local) gran estabilidad, lo que les permite adoptar con menor esfuerzo reformas importantes o incluso tomar decisiones impopulares amparándose en el tan cacareado “mantra” del bien común. En su contra, es cierto también que dichas mayorías facilitan, entre otros, el sectarismo y la arbitrariedad.

Por otro lado, el pluralismo político, teóricamente tiende a corregir dichos defectos, obligando a las partes a encontrar caminos comunes que faciliten el consenso y la adopción de acuerdos encaminados a ofertar propuestas deseables y demandadas que, por el mismo “mantra”, prioricen y redunden en beneficio de todos.
 

 
El resultado de las últimas elecciones municipales en Cáceres, y la fragmentación posterior de algunos partidos, nos brinda una gran oportunidad: una expresión más diversa y pluralizada de las preferencias sociales que lleven a definir, de una vez por todas, el “modelo de ciudad” que deseamos y por el que todos debemos de trabajar.

Un modelo de ciudad que pueda ser defendido por todos y ante todos, porque es el modelo de ciudad consensuado y acordado por todos. Un modelo de ciudad pensado con vocación de futuro y estratégicamente priorizado. Un modelo de ciudad que exija una continuidad en la acción de gobierno –dando igual el partido que gobierne– y no esté sometido a los vaivenes, ocurrencias o caprichos personales de los dirigentes de turno. Un modelo de ciudad capaz de diversificar nuestros recursos –no haciendo recaer todo el peso en el turismo y el ocio– y que apueste por fomentar la inversión pública y privada en sectores productivos, fortaleciendo la industrialización, el comercio y la tecnología, facilitando así la creación estable de empleo y el crecimiento tanto poblacional como de nuestro PIB.

Ahora tienen una gran oportunidad. Y en sus manos está ocuparse y preocuparse de hacerlo.  Pero, la buena política, no sólo depende de las mayorías que elijamos sino, principalmente, del comportamiento que mantengan los distintos actores. ¡Ojalá! Que algo se esté aprendiendo de esta pandemia y lleguen a entender la política como un acto permanente de compromiso y de responsabilidad y, sobre todo, como un ejercicio al servicio de los intereses generales.