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Ni garantías, ni servicio postventa.

jueves, 12 de mayo de 2016
Es norma común, cada vez que adquirimos algún tipo de artículo o realizamos cualquier inversión, recabar toda la información posible sobre el producto: fabricante, constructor, procedencia, vendedor, entidad, equipamiento, situación, orientación, materiales, etc., interesándonos, muy especialmente, sobre la garantía ofrecida por el distribuidor y, en su caso, por la calidad del servicio postventa.

Igualmente ocurre, cuando acudimos a una Entidad Bancaria, por aquello del pago de comisiones, o del abono de intereses, entre otros.

Y es lógico que busquemos y comparemos hasta encontrar aquello que realmente nos satisfaga. Entre otras cosas porque, a muchos, nos cuesta desprendernos de los euros que honradamente ganamos.

 

Lástima que no actuemos con la misma norma, cuando llegan las elecciones. Y eso que también están en juego nuestros intereses y nuestros cuartos. Nada menos que, a 23.000 euros aproximadamente, tocamos cada españolito, para saldar la deuda pública adquirida a lo largo de los años por nuestros gobernantes. Una deuda que hay que pagar y que, lógicamente, afecta de forma directa a la prestación de servicios públicos, minorándolos cuantitativa y cualitativamente.

En las elecciones, por tanto, deberíamos de ser mucho más exigentes. No entregarnos a ellos tan alegremente. Sean ellos quienes sean, porque: tanto monta, monta tanto. Empezando por la propia campaña electoral. No debemos consentir que nos prometan cientos de miles de empleos, quienes no han sabido encontrarse uno para ellos; que nos prometan una cosa y la contraria en función de cómo vayan las encuestas; que nos prometan bajadas de impuestos quienes nos los subieron; que nos prometan derechos sociales, quienes nos los quitaron; que nos prometan unidad, quienes desunieron; y que todo esto y mucho más, nos lo digan porque ahora es el momento. Siempre es el momento cuando hay elecciones. Y lo dicen y lo hacen, además, a sabiendas de que no ofrecen garantías ninguna. Y lo que es peor, que nadie se las exige. Ni garantías, ni servicio postventa. Y así nos va.