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Pasado, presente y futuro. Realidad de todos los días.

Tu cita con el alba

miércoles, 30 de marzo de 2016

Hoy me cuentan que te han visto, muy temprano, por las calles. Que con paso lento, pero firme y majestuoso, has llegado puntual a tu cita con el alba. Y que tu mirada, limpia y serena, bastaba para llenar de luz el espacio existente.

 

 

 
¡Cuántos años de silencios, de miradas, de oraciones cantadas..., de emociones! ¡Cuántos años, Nazareno, recorriendo tus Adarves!

Con la mirada al frente y la Cruz, sobre tu hombro hendida, vas haciendo tu camino. ¡Y te sangran las sienes y te sangran las huellas del castigo! ¡Y te sangran los pies, el pecho y te sangra el hombro ya vencido! Por sangrante, Nazareno... ¡Te sangra hasta el camino!

Y te duelen los insultos de aquellos que, por odiarte, te tratan de simple muñeco revestido en caros trajes. ¡Pobres! Y sin embargo, por todos ellos, también derramaste sangre.

¡Qué loco fuiste, Jesús! ¡Mira que presentarse como rey, alguien incapaz de defenderse! Solamente la palabra, fue tu arma; y sólo tu ejemplo, fue tu ejército. ¡Qué fácil, le pusiste la burla, entonces! Intentaron quitarte la dignidad, anularte como persona y ridiculizarte, como forma sutil de darte muerte.

Y, aún hoy, siguen haciéndolo. Porque, y en el peor de los casos, ¿no fue y es lo tuyo, una protesta pacífica, para un cambio a mejor? ¿no existió, ni se vive ahora, un momento de involución a tu libertad de expresión? No. Para Ti no. Tu libertad, te la pagaron, y te la siguen pagando, con la muerte. Ellos son así: tan fuertes con los débiles. ¡Tan cobardes!

No te perdonan que puedas hablarles a ellos de tolerancia, de prójimo, de respeto o de convivencia. Ni que les des lecciones de amor, de comprensión, de empatía, de fraternidad, de perdón.

Pasados más de dos mil años, ves que se actualizan tus detractores. Pero no te importe. Tu arma (la palabra) y tu ejército (tu ejemplo), también siguen vivos. Y, somos muchos más, los que estaremos esperando tu cita puntual con el alba. Para verte, Nazareno, recorrer los Adarves despacio, en silencio, en la amanecida del Viernes Santo.
 
 


Otra vez las Diputaciones

jueves, 3 de marzo de 2016
Y es que no es algo novedoso pues, desde hace ya algunos años, se viene hablando de la necesidad de su supresión. Entonces, unos quisieron hacerlo de forma funcional, es decir, quitándoles competencias, en favor de otros Entes, entiéndase las Mancomunidades. Ahora, el Sr. Polo y sus compañeros de partido, quieren hacerlo de forma orgánica, es decir, eliminando directamente la propia Institución.

Argumentan para ello, que no son más que un refugio para políticos de tercer y cuarto nivel y para determinados enchufados afines, que ocupan y copan puestos de confianza. Y eso, aunque generalmente sea cierto, es un pobrísimo argumento.

Y es pobre porque, en primer lugar, una Diputación, es afortunadamente mucho más que los políticos que la integran y, en segundo lugar, porque dicha argumentación no es comparable con el servicio que realmente presta. Esto último es difícil que un capitalino pueda percibirlo, si no hace un ejercicio de empatía con los vecinos del resto de municipios que forman nuestra provincia. Esto no es Barcelona, Sr. Polo, Sr. Rivera, esto es Cáceres, con una población rural muy dispersa en torno a municipios de menos de 2000 habitantes.
 

 
 
La Diputación de Cáceres, por ejemplo, es quien mantiene muchas de las carreteras de acceso a esas poblaciones; quien proporciona el abastecimiento, la depuración de aguas, en algunos casos, y la gestión medioambiental; quien presta los servicios de Planificación, Arquitectura, Ingeniería e Industria: p. ej. alumbrado público y electrificación; quien presta servicios agropecuarios, de promoción turística, gastronómica, artesanía, cultura tradicional, Bellas Artes, Conservatorio, etc.; quien presta servicios jurídicos, financieros, e informáticos; quien facilita el acceso al deporte, mediante la creación de instalaciones deportivas, piscinas, etc.; quien ofrece un Servicio de Extinción y Prevención de Incendios; y un largo etcétera de servicios que sólo quienes los carecen, están en condiciones de valorarlos. Y todo ello desde algo tan importante, y posiblemente tan eficaz, como es la cercanía.

¿Quién prestaría todos esos servicios? ¿Las, ya de por sí sobredimensionadas, Comunidades Autónomas; los precarios Municipios? ¿Acaso pensáis privatizarlos o quizás suprimirlos? Y el famoso Consejo de Alcaldes, que pretende sustituirlas, ¿no contaría con un mayor número de asesores, eventuales y personal de confianza? Seamos serios.

Pensemos en el mundo rural, pensemos en los que necesitan de esos servicios. Tengamos un poco de empatía. O, mejor, tengamos un poco de sentido común. Hay otros órganos, instituciones y personas, mucho más inútiles y prescindibles.