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De oca a oca: de bufón a mamarracho

viernes, 15 de enero de 2016
Zapatero, también llamado Bambi, ZP o Zopla Pollas (como le decían por el Sur), inició la bufonada con aquello de “...aceptaré todo aquello que venga del Parlamento de Cataluña”, entre otras frases memorables, muchas más filosóficas, por supuesto, y solo entendibles por aquellos cuyo nivel de imbecilidad alcanzaban el Récord Guinness.


Ahora, su más fiel discípulo dentro del mundo de la idiocia, Pedro Sánchez, también conocido como el guaperas, el posturitas, el coco sabio, o el tonto de los cojones, quiere continuar la saga, haciendo bueno a su mentor. Y entre otras ocurrencias, dignas del abofeteamiento público, se le ocurre prestar senadores a grupos separatistas para que formen grupo propio, pasándose por el forro la opinión de sus votantes, la opinión de su ejecutiva, la de sus compañeros de partido y, lo que es peor aún, desdiciéndose de sus propias ideas: “...Nunca pactaré con los populistas”, “...nunca estaré al lado de los separatistas”, decía entre otras cosas este individuo, antes de convertirse en gilipollas profesional.

¿Y tú eres el decente? ¿Y tú eres el hombre de estado que necesita España? ¿Y tú eres el líder de un partido centenario, lleno de historia, como el Partido Socialista?

Tú eres un mamarracho con ansias de poder, que sólo piensa en mantenerse en la poltrona a sabiendas de que si no formas Gobierno (que no lo vas a formar) te mandarán a tu casa por inútil y por haber aniquilado y entregado el partido socialista a los “podemitas”.

Me niego a creer que, en todo el Partido Socialista, no haya ninguna persona capaz de poner en orden este caos. Yo estoy seguro que hay muchos y, además, de muchísima talla política. Socialistas de verdad, a los que les duela la barbarie que está cometiendo este indocumentado. Solo espero que los “ninis agradecidos” que empezaron con el Iluminado Bambi, no sigan ocupando puestos relevantes que impidan levantar la cabeza a los sensatos del partido. 

Oposición: ni chicha, ni limoná

Reconozco que sería más fácil escribir sobre el gobierno municipal, que sobre la oposición. Daría mucho más juego hablar, por ejemplo, de la obra faraónica que se viene realizando (su sentido, ubicación y consecuencias); o de aquellas obras, las verdaderamente importantes para el desarrollo industrial de la ciudad y que (solo Dios sabe qué clase de gestiones realizamos), se nos escapan a otras poblaciones cercanas, para vergüenza propia y ajena; o de la eternidad con la que se ejecutan las proyectadas (hospital, ronda este, etc.); o de lo poco que conocemos de la labor de determinados concejales; o de la más que consabida interinidad de la concejalía de cultura, o de la poca actividad de la misma, para variar; o, incluso, sobre las famosas declaraciones de nuestra regidora, acerca de la dedicación al Senado.
Pero no. Hoy, dentro del espacio disponible, toca pincelar alguna cosa sobre nuestra oposición municipal.

El partido Socialista, el que nos imaginamos que está, por lo poco que se le oye. El que después de manifestar, públicamente, que los presupuestos repiten los mismos vicios y mentiras; el que tacha el proceso, de exposición y propuestas, como de pantomima; el que hablaba del momento de la gente, de los barrios, de los contenidos, etc...; se desdice y permite la aprobación de unos presupuestos, con los que está totalmente en desacuerdo, amparándose en su gran sentido de responsabilidad. Un sentido que, curiosamente, reclaman ahora en justa reciprocidad, para aprobar los autonómicos. Sería una lástima que, como ya se comenta, hubiesen actuado solo por encargo y a manera de emisarios. Los experimentos, con gaseosa (Corcuera dixit).

A Ciudadanos se le oye algo más. Pero, a semejanza con el descorche de una botella de cava, sin mayor trascendencia. Reclaman, insistentemente, un cargo por persona y se han interesado mucho (quizás en exceso y por motivos que en nada favorecen la regeneración política que predican), por la Fundación Valhondo. Avisan de que se está incumpliendo el acuerdo de investidura y de que no les gusta la actuación del equipo de gobierno. Mucho ruido y pocas nueces. En el fondo, nada interesante ni vital, para el progreso y desarrollo de la ciudad.

Mientras tanto, "cursilandia" languidece, viendo pasar los días, grises como nubes de plomo, por el triste calendario de su vida.