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¡No se puede hacer más lento!

jueves, 17 de junio de 2021
Así exclamaba el célebre ilusionista René Lavand (1928-2015), al finalizar cada uno de los lances de su famoso juego de las tres cartas rojas y tres cartas negras. ¿O quizás, sí? Se preguntaba. Volviendo a ejecutar el juego con su único brazo, el izquierdo, desafiando el implacable juicio de la cámara televisiva. ¡No se puede hacer más lento! Repetía, sin descanso.


Pero claro, René Lavand, era argentino. Y aunque su fama mundial le llevó a desarrollar su ilusionismo por distintos países y múltiples ciudades, por suerte para él, nunca visitó la Ciudad de Cáceres. Y digo esto porque, si así hubiera sido, si nos hubiera visitado, su disgusto hubiera sido mayúsculo al verse obligado a cambiar el título de su número de cartomagia. Porque aquí, muy a su pesar y, por supuesto, al nuestro: “SÍ SE PUEDE HACER MÁS LENTO”. Pero mucho más.

Se han necesitado 25 años para obtener la licencia municipal de obras para reformar el Museo de Cáceres. Llevábamos cerca de 30 años esperando la ronda Este, desde su primera planificación. Esperaremos otros tantos para disfrutar del AVE, o sucedáneo de pollo que nos endilguen. Más de 30 años para la Autovía Cáceres-Badajoz (Desde 1991. Acuerdo con Extremadura Unida para facilitar la alcaldía a Sánchez Polo). Más de 20 años para el cambiante trasvase, ora del Almonte, ora de Portaje. Otros 25 años sin noticias del aeródromo, ni del famoso aeropuerto internacional de Ibarra o del proyecto integral de la Ribera. Se habrán necesitado más de 20 años para ver finalizado el Hospital Universitario. Y..., vamos a parar, por no seguir disgustando o importunando su merecido descanso al bueno de René Lavand.

Por cierto, al igual que el juego citado, podrán seguir por la red otro de sus juegos míticos: el de las “Tres miguitas”. Quizás este sí esté inspirado en los recursos que, la descomunal industria política dedicada a gobernar el Estado y la Junta de Extremadura, deja caer altiva por estos pagos, cual los duros de la marquesa en los Santos Inocentes. Y no se afanen en mirar hacia un color; las migas son blancas y admiten cualquier tinte.