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Honestidad

martes, 30 de marzo de 2021

Nos estamos acostumbrando, quizás demasiado, a que las mentiras en política salgan gratis. Incluso las mentiras verdaderas, es decir aquellas que han sido demostradas, parecen resultar beneficiosas para su autor, si nos atenemos al coste político que nos indican las encuestas. No hace falta referirse al Presidente Sánchez, pinocho profesional donde los haya, ni a la cohorte de avezados aprendices que, salvo alguna honrosa excepción que confirma la regla, conforman el llamado circo de ministros. Tampoco hace falta mentar a los de enfrente, enfrascados en misteriosas iniciales y en sus líos contables de cajas A, B o Z; ni siquiera a los que venían como regeneradores de la cosa pública y se han convertido, por derecho propio, en parte fundamental de las atarjeas. No. Por estos pagos tenemos nuestros propios profesionales.

 


Muy recordadas, por lo espectacular de las mismas, las quimeras del Presidente Ibarra, que mientras industrializaba la provincia hermana, a los cacereños nos ofrecía poco más que la conquista de “El Dorado” o la eterna construcción de la “Torre de Babel”. Eso sí, bajo el espeso humo que ha caracterizado sus 24 años de utopía. Por cierto, sigue militando, incumpliendo nuevamente su palabra, como el actual Presidente Vara, aunque los acuerdos de su partido con terroristas y separatistas, tengan texto y firma; o sus promesas incumplidas tengan sello notarial. O como la palabra del otrora Presidente Monago, todavía sin justificar sus aventuras isleñas o sin empadronarse en Portugal. En fin, mentiras que hacen desconfiar, cuanto menos, de la honestidad de la persona.

Ahora nos anuncia su dimisión el Alcalde Salaya, en caso de aprobarse la explotación de la Mina de Valdeflores por la Junta socialista. Quizás, sea solo un canto al viento. O, quizás, una apuesta ventajista a caballo ganador. No lo sé. En cualquier caso, no tenía necesidad alguna. Pero entiendo que ha preferido renunciar a la comodidad de su silencio, para someterse a la esclavitud de su palabra. Y, quizás, por eso le creo. O, quizás, porque no le considero tan ingenuo como para perder tan pronto su honestidad. El tiempo lo dirá.

 


Palabras huecas, para variar.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Mi buen amigo José Luis me comentó una vez que, después de más de cuarenta años de servicio en la administración y cuatro ascensos, terminó jubilándose de ordenanza. ¿De qué entraría yo en la administración? Se preguntaba, con mucha guasa.

Algo así nos deberíamos de preguntar los extremeños en general, y cacereños en particular, vista nuestra situación comparada con el resto de Comunidades Autónomas. Si después de 38 años de Estatuto de Autonomía, 34 años de gobiernos progresistas y 4 de gobierno popular ―la mayoría de ellos coincidentes con gobiernos nacionales de su mismo signo―, seguimos estando en el furgón de cola en la mayoría de los indicadores económicos del país, reflejando así nuestra pobreza endémica, ¿en qué situación nos encontrábamos antes, incluso, de la Transición?
 


Miedo da pensarlo, por lo que pudiéramos averiguar. En cualquier caso, lo que está meridianamente claro es que los Fondos de Compensación Interterritorial establecidos en la Constitución, posteriormente desglosados en Fondos de Compensación y Complementarios, para las Regiones de Objetivo 1, la nuestra, y que venían a hacer efectivo el principio de solidaridad entre las regiones, o bien no han sido suficientes, o bien no han sido debidamente aplicados. 
 
“Se le ha prometido mucho a esta tierra, pero los extremeños no viven de promesas sino de realidades. Quiero justicia para Extremadura. Y me quedo ahí por respeto a los extremeños”, decía Sánchez en su última visita. O sea, más de lo mismo, como todos los anteriores. Palabras huecas, carentes de resultados. Justicia para Extremadura es venir a decir que el Ave se inauguró ayer; que Extremadura ha dejado de ser la Comunidad con mayor Tasa de Pobreza de España incluida la de mayor Pobreza Infantil; que se ha aprobado, y transferido, un millonario Plan Especial destinado a paliar el Paro y el Éxodo Juvenil; que nuestros Salarios ya no son los más Bajos de toda España; que se han transferido fondos suficientes para Inversión en Infraestructuras, para Industrialización y para evitar la Despoblación y el Desequilibrio Provincial. Eso si es justicia para Extremadura y para Cáceres. Lo demás es pura charlatanería. Y los extremeños ya  tenemos bastante con los cuentos que nos cuentan los cuentacuentos de por aquí.