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Libertad, hermosa bandera...

jueves, 14 de marzo de 2019
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida».


Y, cierto es, que muchos aventuraron su vida en tal defensa. A lo largo de la historia, han sido muchos los hombres y mujeres que han luchado y siguen luchando por la libertad, ya sea la física, la económica, la de credo o la de poder pensar de modo diferente y poderse expresar libremente.

Es precisamente el derecho a la libre expresión uno de los más fundamentales, ya que es esencial a la lucha para el respeto y promoción de todos los derechos humanos. Sin la posibilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, la humanidad estaría condenada a la opresión.

Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por personas individuales o colectivos organizados que quieren imponer su ideología o valores personales, callando los otros.

La defensa de la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la defensa por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más inapropiada que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra. Tratar de censurar las ideas contrarias a las nuestras, por muy distantes que aquellas sean, no contribuye a la construcción de una democracia mejor, sino que la reduce considerablemente. Lo que caracteriza el vivir en un sistema democrático, es la pluralidad de pensamiento y el poder expresar las ideas con absoluta libertad. Con respeto, sí, pero TODAS, ya sean favorables o críticas a determinadas actuaciones o posiciones de poder. Insultar o agredir a los que no piensan como uno mismo, es intolerancia y egoísmo: “libertad de expresión para mí, pero no para ti”.

Muchos hombres y mujeres lucharon por este derecho, y a muchos esa lucha les acarreo la persecución violenta o los llevó a la muerte. Respetemos lo heredado y no lo olvidemos.