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Recordemos los aplausos

miércoles, 25 de marzo de 2020
Me dirijo a ti, querido sanitario. Y me da igual si eres hombre o mujer, médico, enfermero, auxiliar, celador o cualquier otro profesional de la salud. Hoy, como todos los días ya pasados, saldré a las ocho en punto a mi balcón a brindarte mi aplauso. Y no lo hago para reconocer tu trabajo. No. Al fin y al cabo es el tuyo y el que elegiste libremente. Lo hago, además muy gustoso y convencido, para reconocer tu sacrificio, tu entrega, tu responsabilidad, tu compromiso, tu empatía, tu solidaridad y tu jugarte la vida en actitudes heroicas que van más allá de cualquier obligado cumplimiento.
Sé que estáis en el frente de batalla, que sois el muro de contención de esta pandemia. Pero sé también que, lamentablemente, lo hacéis sin armamento. Desde los centros de salud y hospitales, os enfrentáis a ella sin haber recibido formación específica, sin organización, sin los protocolos adecuados y en muchísimos casos sin los equipos básicos de protección individual. El virus se expande, las necesidades se multiplican, pero vosotros seguís siendo los mismos. O incluso menos porque la ansiedad, el cansancio físico y mental, la presión con la que trabajáis y vuestra exposición constante, hacen que también caigáis en la batalla.

De ahí mi sincero y emocionado aplauso. Quizás, todo lo dicho, no pueda reconocértelo ahora de otro modo. O quizás, sí: “manteniendo, e invitando a todos a mantener, estos aplausos en el recuerdo”.

Porque de nada sirven los aplausos si, cuando vuelva a brillar el sol, hacemos borrón y cuenta nueva. Si no damos a la sanidad pública y a sus profesionales la importancia que realmente tienen. Si no la dotamos de recursos y efectivos suficientes. Si individualmente no recordamos que, los ahora desbordados héroes, son en muchos casos objeto de agresiones, son ridiculizados con contratos precarios o ninguneados en sus condiciones laborales, por parte de los “supuestos gestores” de la administración sanitaria.

¡Ojalá! Cuando todo pase, cuando vuelva a brillar el sol, recordemos que hemos sido capaces de vivir sin muchas cosas. Y que si algo fue verdaderamente necesario, entre otros, fueron los hospitales y el personal sanitario. ¿Necesitamos más argumentos los cacereños para reivindicar la terminación del nuestro? ¿O seguiremos apáticos, aplaudiendo al viento?