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Languideciendo

martes, 6 de noviembre de 2018
Una vez más, y ya van..., un proyecto empresarial cierra o desiste de instalarse en nuestra ciudad, demostrando que Cáceres no está llamada a crear, fomentar y mantener un tejido industrial y/o empresarial que se convierta en motor de su economía. Unas veces por cuestiones políticas, otras por excesivas y extenuantes trabas burocráticas, otras por importancia poblacional y otras por el lógico interés comercial y de estrategia empresarial de los inversores, nos impiden crecer y recortar distancias con nuestra “provincia hermana”.
 
 

 

Este mal endémico, porque no sólo es un problema de gobernanza actual, tampoco es aprovechado por nuestros dirigentes para establecer de forma conjunta (como sería lo deseable, si realmente defendieran el interés general), un verdadero plan estratégico de modelo de ciudad, donde la Cultura y el Turismo se potenciaran como figuras claves. 
 
Una ciudad como la nuestra, rica en patrimonio, tiene que ser referente turístico y cultural. No se trata de apoyar las iniciativas privadas en esta dirección y que tan buen resultado están dando (léanse las crónicas nacionales e internacionales de los últimos: Festival de Blues e Irish Fleadh), se trata de apostar directamente por ello, desde nuestra administración; se trata de salir, buscar, conocer que es lo que se está haciendo bien en otras partes; se trata de crear, innovar, impulsar y  poner en funcionamiento un Gabinete de Iniciativas encaminadas en tal sentido.
 
Tener estrategias marcadas, no significa la realización de actividades y eventos culturales sin más. Significa que los mismos tienen que hacernos “referente” y ubicarnos dentro del panorama nacional. Así, no sólo encontraremos nuestro espacio, sino que también seremos un gran atractivo turístico. 
 
Sin embargo, año tras año, vemos como las concejalías de turismo y cultura siguen siendo marginadas presupuestariamente. Los recursos del Consorcio Cáceres Ciudad Histórica, comparativamente hablando, rozan el ridículo. Y todo lo vamos dejando a la iniciativa e inquietud cultural de unos pocos ciudadanos.
 
Mientras Badajoz aprovecha sus oportunidades, Cáceres languidece: “viendo pasar sus días, grises como nubes de plomo, por el triste calendario de su vida”.