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El poder del "Aparato"

sábado, 26 de febrero de 2022

El artículo 6 de nuestra Constitución, tan citada, aclamada y la vez denostada por todos, establece en su último punto que: “la estructura interna y el funcionamiento de los partidos políticos deberán ser democráticos”. Algo que, en una democracia participativa, parece obvio, si realmente quieren ser el instrumento fundamental para la participación política. 

 

 

 

El problema empieza cuando los partidos dejan de ser “un medio”, para convertirse en “un fin”. A ello favorece su organización en forma de estructura piramidal, donde las decisiones de los de arriba, generalmente unos cuántos, prevalecen sobre la voluntad de los de abajo, generalmente todos los demás. Es lo que se conoce como “el aparado del partido”. Y ante sus autoritarias resoluciones, sólo quedan dos posiciones: la sumisión a sus decisiones y escalar dentro del entramado organizativo, o rebelarse ante ellas, con el consiguiente peligro de defenestración que ello conlleva.

En Extremadura, el PP no fijará fecha para su congreso regional, hasta que no se calme la situación a nivel nacional, según ha manifestado su presidente Monago. Por otro lado, “Génova, o sea, el aparato” quiere una candidatura de consenso para evitar unas primarias que confronten a los dos candidatos cacereños que hasta el momento optan a la presidencia. Consenso, es decir: la renuncia de uno a favor del otro que, generalmente, suele ser el que ha decidido el “aparato”.  

Consensuar para evitar heridas, como dice Génova que conlleva unas primarias, significa también coartar la libertad y el derecho de todo militante a optar a cargos de representación, a exponer y confrontar ideas y modelos entre candidatos; y a darle la palabra al militante de base, para que pueda expresar libremente su opinión mediante su voto. Por otro lado, “el aparato”, pierde una magnífica oportunidad de demostrar su funcionamiento democrático, al no posibilitar la participación en igualdad de concurrencia y confirmando que, efectivamente, los partidos se convierten en un fin en sí mismo y no en un instrumento para la participación política, como así establece el artículo 6 de nuestra Constitución.

Los aparatos de los partidos suelen vivir, generalmente, una realidad paralela y, de vez en cuando, hace falta rebelarse contra ellos para sacudir las alfombras.


Nuestro Mercado

martes, 8 de febrero de 2022

Hasta la segunda mitad del siglo XX los mercados habían sido populares no sólo por el objeto de su nacimiento: “garantizar el abastecimiento a la población”, sino, también, por ser los únicos sitios que ofrecían productos frescos y de temporada. Con la aparición de supermercados, hipermercados y la expansión de las grandes cadenas de alimentación, comenzó su general declive.

 


Pero haciendo caso a la máxima de “renovarse o morir”, los mercados han vivido una gran transformación a lo largo de los últimos años; y han dejando de ser simples puestos de venta de alimentos, para convertirse en auténticos centros gastronómicos. Algunos, como el de Valencia, con estrella Michelín incluida. Es decir, además de reunir a sus vecinos, han pasado a ser un atractivo turístico más de cualquier ciudad que se precie, bien para gozar de su atractiva arquitectura, para conocer los productos típicos del lugar o como lugar de reunión y disfrute de una singular experiencia culinaria.

Aquí, en la Ronda del Carmen, se quiere hacer algo parecido o, mejor, se lleva intentando hacer muchos años, con bastante presupuesto inútil invertido dado el éxito conseguido. El edificio en sí no tiene nada ni de atractivo, ni de singular. Su primitiva distribución de espacios de 1996, no resultaba especialmente práctica para el funcionamiento diario, a juicio de comerciantes y usuarios. Y su remodelación posterior de 2015, más de un millón de euros, si bien corrigió defectos y modernizó el mercado, no alcanzó el objetivo propuesto de dinamizar ni ser foco de atracción local para incentivar la hostelería y el comercio, "uniendo ocio, gastronomía y cultura", como se dijo.

Ahora se invertirán 781.500 euros más con el mismo propósito. Y mucho me temo que con idénticos resultados. Dado que, por las actuaciones a realizar y las declaraciones efectuadas, solo se pretende hacerlo más eficiente, para ahorrar recursos al Ayuntamiento, dedicando para ello, 705.000 euros del total importe. Nada se habla, por tanto, de las gestiones encaminadas a revitalizar la primera planta, la que convertiría a nuestro mercado en un espacio de moda, donde todo el mundo quiera ir y dónde pueda ofrecerse turísticamente como otro activo y atractivo de nuestra ciudad. Igual no interesa.