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Retruécano

viernes, 28 de mayo de 2021

De una forma sencilla, dícese de la figura retórica de repetición que consiste en invertir el orden de las palabras de la frase anterior para conseguir dos frases contrapuestas. Permite crear frases breves e impactantes y es muy utilizada por los políticos en su oratoria, al objeto de captar la atención del público. Aunque, en algunos casos, también suele expresar la profunda contradicción mental en la que viven una buena parte de ellos.




“El Ejecutivo está en la política de las cosas y no en las cosas de la política”, decía la fulera ministra de Hacienda, ejemplo probado de mendacidad gubernamental. Quizás, y en su caso, mejor sería que dejara la política y las cosas, haciendo caso al cuasi retruécano marianista: “a veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, que también es tomar una decisión”


Otro amigo del retruécano es el Presidente Vara: “Presentamos un nuevo Estatuto, pero no un Estatuto nuevo”, (2009, Congreso de los Diputados). O, más recientemente, en la Asamblea: “Somos lo que hacemos, para cambiar lo que somos”, parafraseando a Eduardo Galeano. Y preguntamos: ¿Qué hacemos y qué somos? “Porque no se trata de que los extremeños hagamos lo que interese a su mayoría parlamentaria, es su mayoría parlamentaria la que tiene que hacer lo que interese a los extremeños”. Y, desde luego, no nos interesa seguir siendo lo que somos: un pueblo sumiso y sometido a las decisiones arbitrarias del “visionario” estatal, sabiendo que dichas decisiones nos perjudican y empobrecen clamorosamente. No se trata, Presidente, de “optar entre pagar peajes en carreteras o pagar medicamentos; pagar menos impuestos o tener mejor sanidad o educación”, como dijo usted demagógicamente en la Asamblea. Se trata de “administrar mejor los derechos de todos, para que todos puedan tener derechos”. Se trata de “alzar la voz en nombre de todos los extremeños, para que todos los extremeños puedan alzarse en una sola voz”. O como dice Joe Biden, se trata de “gobernar con la fuerza del ejemplo y no con el ejemplo de la fuerza”.


Pero, lamentablemente, y ahí va el último retruécano, siempre estarán “los que hablan para decir algo y los que dicen algo por hablar”.



Insaciables

lunes, 10 de mayo de 2021

En los pasados días se ha celebrado el denominado Debate sobre la Orientación Política General de la Junta de Extremadura, antiguo Debate sobre el Estado de la Región. Y confieso que otro año más lo he padecido por la curiosidad de saber si, por fin, esta vez dirían algo distinto a lo dicho en los cinco o diez últimos debates. ¡Quiá!

Unos y otros se dedicaron a aplaudir o criticar, según el color y la bancada, las cada vez más increíbles peroratas que los distintos usuarios del atril iban soltando. Auténticas soflamas que ofrecen como novedad las viejas promesas incumplidas que, cada año por estas fechas, son desempolvadas, mínimamente redecoradas y nuevamente ofrecidas en papel charol para seguir engañándonos con la ilusión de conquistar “El Dorado”.

 

 

 
Pero la realidad, por mucho que se oculte, es bien distinta. Según los datos publicados y que están al alcance de cualquier interesado, Extremadura, con un altísimo nivel de pobreza, es la región con menor renta de todo el país y en el furgón de cola, cuando no de farolillo rojo, en todos los indicadores económicos. No obstante, somos una de las comunidades que más carga fiscal soporta. Es decir, además de ser los más pobres, somos de los más "desplumaos".

Ahora nos anuncian subidas al diesel, matriculación, electricidad, peaje en las autovías y la eliminación de la bonificación por tributación conjunta, entre una nueva batería de impuestos encaminados a favorecer, según lo venden, a las clases bajas y medias (jajaja). Para eso nunca les tiembla el pulso. Son verdaderamente insaciables. Capaces de cargar a la espalda del ciudadano, su manifiesta incapacidad de gestión y administración. Egoístamente, nunca recortarán en sus cuantiosas asignaciones (deshonrosamente muchas libres de impuestos); en sus numerosos chiringuitos, cada vez más nutridos y más subvencionados; en el número de paniaguados que viven arrimados bajo la figura de asesores; o en la elefantiásica estructura organizativa montada para mantener colocados a sus afines. En general, ningún recorte en aquello que, a ellos o a su aparato, les afecte directamente.

Y, como siempre, Extremadura callará sumisa ante el poder central. Soportará más carga fiscal y disfrutará de menor renta. Seguirá empobreciéndose, sin que nadie la defienda; mientras le repiten viejas promesas que la siguen embobando con “El Dorado”.