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Los mismos de siempre

lunes, 17 de septiembre de 2018

Recientemente hemos escuchado esta frase, referida al grupo de ciudadanos cacereños que se manifestaban en defensa de los árboles del Paseo de las Acacias. No cabe duda de que, ni se trata de una frase novedosa, ni mucho menos halagadora. Más bien adquiere un significado de menosprecio, dado el tono despectivo con que, generalmente, se utiliza.

 


Pero es una frase peligrosa de utilizar, por el carácter multidireccional que, sin duda alguna también, puede aplicársele. Porque ¿quiénes son los mismos de siempre?

¿Aquéllos preocupados por la sociedad en la que viven y que, evidenciando un interés altruista, son defensores de “todas” las causas, incluyendo las perdidas?

O ¿Aquéllos que son siempre víctimas de los azotes de la vida: falta de empleo, precariedad laboral, salarios miseria, fracaso escolar, etc., por estar situados en el umbral más bajo de la sociedad?

O ¿Aquéllos que, por el contrario, su conveniencia, servilismo, egoísmo y ambición desmedida, hacen de la necesidad o desgracia ajena su propio negocio?

Son, acaso, los mismos de siempre ¿aquéllas personas engreídas que buscan ocasiones para tirarse flores, o que sólo persiguen conseguir premios y más premios, acumular nuevos y variados nombramientos, con la vana ilusión de considerarse grandes personajes?

O pudieran ser ¿Aquéllos que disfrutan de una sociedad tan acotada, como limitada es su conciencia y precario su razonamiento, indiferentes con los que no pertenecen a su grupo?

O son quizás ¿Aquéllos que gustan de que los vea la gente, buscando siempre los primeros puestos, los asientos de honor o de privilegio, en los actos públicos o de cualquier otra índole?

O son, por último ¿aquéllos que figuran siempre en las listas electorales de turno, ora en este puesto, ora en el otro, incluso llegando al cinismo de cambiar de partido cuando las opciones ya no les alcanzan, pululando siempre alrededor de la cosa pública y perpetuándose en el poder manteniendo el sistema de privilegios (inalcanzables incluso a la imaginación de cualquier ciudadano promedio) que ellos mismos crearon y no concibiéndose haciendo algo mejor o, para ellos, más productivo?

Sí, definitivamente, somos muchos “los mismos de siempre”. Cuidado pues, con su utilización y su “efecto boomerang”.