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Otra vez las Diputaciones

jueves, 3 de marzo de 2016
Y es que no es algo novedoso pues, desde hace ya algunos años, se viene hablando de la necesidad de su supresión. Entonces, unos quisieron hacerlo de forma funcional, es decir, quitándoles competencias, en favor de otros Entes, entiéndase las Mancomunidades. Ahora, el Sr. Polo y sus compañeros de partido, quieren hacerlo de forma orgánica, es decir, eliminando directamente la propia Institución.

Argumentan para ello, que no son más que un refugio para políticos de tercer y cuarto nivel y para determinados enchufados afines, que ocupan y copan puestos de confianza. Y eso, aunque generalmente sea cierto, es un pobrísimo argumento.

Y es pobre porque, en primer lugar, una Diputación, es afortunadamente mucho más que los políticos que la integran y, en segundo lugar, porque dicha argumentación no es comparable con el servicio que realmente presta. Esto último es difícil que un capitalino pueda percibirlo, si no hace un ejercicio de empatía con los vecinos del resto de municipios que forman nuestra provincia. Esto no es Barcelona, Sr. Polo, Sr. Rivera, esto es Cáceres, con una población rural muy dispersa en torno a municipios de menos de 2000 habitantes.
 

 
 
La Diputación de Cáceres, por ejemplo, es quien mantiene muchas de las carreteras de acceso a esas poblaciones; quien proporciona el abastecimiento, la depuración de aguas, en algunos casos, y la gestión medioambiental; quien presta los servicios de Planificación, Arquitectura, Ingeniería e Industria: p. ej. alumbrado público y electrificación; quien presta servicios agropecuarios, de promoción turística, gastronómica, artesanía, cultura tradicional, Bellas Artes, Conservatorio, etc.; quien presta servicios jurídicos, financieros, e informáticos; quien facilita el acceso al deporte, mediante la creación de instalaciones deportivas, piscinas, etc.; quien ofrece un Servicio de Extinción y Prevención de Incendios; y un largo etcétera de servicios que sólo quienes los carecen, están en condiciones de valorarlos. Y todo ello desde algo tan importante, y posiblemente tan eficaz, como es la cercanía.

¿Quién prestaría todos esos servicios? ¿Las, ya de por sí sobredimensionadas, Comunidades Autónomas; los precarios Municipios? ¿Acaso pensáis privatizarlos o quizás suprimirlos? Y el famoso Consejo de Alcaldes, que pretende sustituirlas, ¿no contaría con un mayor número de asesores, eventuales y personal de confianza? Seamos serios.

Pensemos en el mundo rural, pensemos en los que necesitan de esos servicios. Tengamos un poco de empatía. O, mejor, tengamos un poco de sentido común. Hay otros órganos, instituciones y personas, mucho más inútiles y prescindibles.




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