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Cáceres y su oportunidad

jueves, 3 de septiembre de 2020

Es cierto que las mayorías absolutas otorgan a los distintos gobiernos (estatal, autonómico o local) gran estabilidad, lo que les permite adoptar con menor esfuerzo reformas importantes o incluso tomar decisiones impopulares amparándose en el tan cacareado “mantra” del bien común. En su contra, es cierto también que dichas mayorías facilitan, entre otros, el sectarismo y la arbitrariedad.

Por otro lado, el pluralismo político, teóricamente tiende a corregir dichos defectos, obligando a las partes a encontrar caminos comunes que faciliten el consenso y la adopción de acuerdos encaminados a ofertar propuestas deseables y demandadas que, por el mismo “mantra”, prioricen y redunden en beneficio de todos.
 

 
El resultado de las últimas elecciones municipales en Cáceres, y la fragmentación posterior de algunos partidos, nos brinda una gran oportunidad: una expresión más diversa y pluralizada de las preferencias sociales que lleven a definir, de una vez por todas, el “modelo de ciudad” que deseamos y por el que todos debemos de trabajar.

Un modelo de ciudad que pueda ser defendido por todos y ante todos, porque es el modelo de ciudad consensuado y acordado por todos. Un modelo de ciudad pensado con vocación de futuro y estratégicamente priorizado. Un modelo de ciudad que exija una continuidad en la acción de gobierno –dando igual el partido que gobierne– y no esté sometido a los vaivenes, ocurrencias o caprichos personales de los dirigentes de turno. Un modelo de ciudad capaz de diversificar nuestros recursos –no haciendo recaer todo el peso en el turismo y el ocio– y que apueste por fomentar la inversión pública y privada en sectores productivos, fortaleciendo la industrialización, el comercio y la tecnología, facilitando así la creación estable de empleo y el crecimiento tanto poblacional como de nuestro PIB.

Ahora tienen una gran oportunidad. Y en sus manos está ocuparse y preocuparse de hacerlo.  Pero, la buena política, no sólo depende de las mayorías que elijamos sino, principalmente, del comportamiento que mantengan los distintos actores. ¡Ojalá! Que algo se esté aprendiendo de esta pandemia y lleguen a entender la política como un acto permanente de compromiso y de responsabilidad y, sobre todo, como un ejercicio al servicio de los intereses generales.

 

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