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Caras de bobos.

martes, 11 de octubre de 2022

La noticia era extensa, bien documentada y presumiblemente contrastada, por lo que se le atribuye cierta presunción de veracidad. Me refiero al artículo del pasado día 2 de octubre, publicado en el Diario HOY, bajo el siguiente titular: “La agenda poco extremeña de los diputados por Badajoz y Cáceres” y en su versión digital: “Los diputados extremeños apenas llevan su tierra al Congreso”.


 

En la noticia se desmenuzan sus escasísimas intervenciones plenarias –no llegan a 15 en tres años–, sus miles de escritos de copia-pega para hacer piña con sus grupos parlamentarios y sus trabajos en comisiones, generalmente, dedicadas a tareas que en nada tienen que ver con sus representados extremeños. Amén de su obediencia ciega al dedo de sus amados líderes, para votar lo que les ordenen, aunque nunca falta el torpe que se equivoca hasta tres veces.

La pregunta, entonces, parece obvia: ¿para qué mantenemos a estos diez diputados; para qué los hemos elegido? O, más fácil: ¿conoce usted a alguno; podría decir el nombre de al menos dos de ellos?

Ésta, respetado lector, es la realidad de Extremadura y de Cáceres en particular. No tenemos a nadie que nos represente, nadie que defienda nuestros legítimos e históricos intereses. Ni cuando están con viento a favor, no sabemos si por sumisión debida o por no alterar la paz del líder; ni con viento en contra, porque la fuerza siempre se nos va por la boca. Ni senadores, ni diputados. Nadie.

Eso sí, ahora vendrán en tropel a explicarnos que hemos salido muy beneficiados en los Presupuestos Generales del Estado. Como siempre, volverán a enumerar, cual laica letanía, los repetitivos enunciados de cada una de las numerosas inversiones que, bajo ridículas y vergonzosas cantidades, nos venderán envueltas en palabras elocuentes. Después se marcharán, seguros de sí mismos, de su poder de convicción y de las caras de bobos que nos han dejado. Caras de bobos que seguirán año tras año, esperando la autovía, las rondas, el tren, la reforma del Museo cacereño, los planes del PERTE para la gigafactoría de Navalmoral, el saneamiento y depuración de Cáceres y un largo etcétera que durará hasta la próxima legislatura, o hasta el próximo Presupuesto, cuando vengan otra vez engatusándonos con la misma “tierra prometida”.

 



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