Ignoro si es por “lealtad al partido que representan”, o por sumisión al dedo que los designa, llámese unas veces “Pedro”, “Antonio” o “Don José” —según el lugar y día donde se encuentre—y otras “el guapo”, “Sanchinflas”, “Su Sanchidad” u otros calificativos de mayor calibre que, por si me leyera algún menor, me abstengo de reproducir, nuestros dirigentes llevan cerca de un año insistiendo en el Mantra de que, “la alta inflación que padecemos, es temporal y coyuntural”; es decir “que dura relativamente poco tiempo” y “que es, sucede o se hace en alguna ocasión, pero no de forma habitual ni por costumbre”.
Pero la realidad es que la tendencia de la alta subida de precios, amenaza con haber venido para quedarse, convirtiéndose así en algo estructural. ¿O alguien todavía piensa que bajarán los precios de los alimentos básicos, la hostelería, el ocio y demás productos de nuestra vida cotidiana a niveles anteriores? Bajarán, más tarde de lo previsto y menos de lo esperado, las energías y combustibles, pero el resto se mantendrán inalterables o con bajadas mínimas, afectando a nuestro maltrecho poder adquisitivo y empobreciéndonos de forma galopante. Y Extremadura, y Cáceres en particular, no está precisamente sobrada de recursos para aguantar.
Estamos en la cola de la gran mayoría de los índices económicos nacionales, incluso europeos: Salarios y pensiones más bajas, mayor paro y éxodo juvenil, una de las mayores tasas de índice de pobreza, una mayor presión fiscal, un menor número de empresas y un largo etcétera que, unido a la brutal escalada de precios conllevará a aumentar, sin duda alguna, la brecha social existente. Y lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando a que los precios suban. Y esta circunstancia, apática y resignada, hace que los precios suban más por aprovechamiento de los mercados.
¿Y cuál es la solución que dan nuestros dirigentes cercanos? Repetir el Mantra que se viene escuchando en estas tierras desde hace décadas: “…nuestro futuro va a cambiar como nunca, dentro de muy poco tiempo”. Mantra que, con permiso, me recuerda al famoso mensaje de WhatsApp que manda la mujer al marido del siguiente tenor: “Llegaré en media hora. Si ves que me retraso, vuelve a leer el mensaje”. Pues igual.
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