¡Corren malos tiempos para la lírica! Diría, sin duda, un buen conocido. ¡Qué coño, que estamos en pre-Feria! Diría otro menos reflexivo. El caso es que, entre unos y otros: azules, rojos, morados o naranjas, nos tienen bien entretenidos y, lo que me temo es peor, nos tendrán distraídos durante un buen tiempo.
Al parecer, han cogido a otro u otros destacados de los azules con las manos en la masa, o haciendo lo que no debían que lo mismo da. Y ya van.... Pero, era de esperar, cuando no se atajan con contundencia estas cosas. Dejarlas pasar, encubrirlas, distraerlas con las cosas de los otros, o negarlas hasta las últimas consecuencias, o incluso hasta que ya la evidencia se nos hace insoportable, no era, ni es en ningún caso, la mejor solución. De momento, por estos pagos, estamos libres de estos pelotazos, cosa que agradecemos y que esperamos continúe.
La “sorpresa” de las primarias de los del color rojo, parecen reflejar que hay un sector que no comparte esa unidad o cierre de filas que preconizaban. Máxime, cuando uno de los candidatos, el de la ciudadanía, que no del partido, renunciaba a presentar candidatura. No obstante, y por lo que se oye, la tal sorpresa apenas dejará estela.
En cuanto al sector morado, más de lo mismo: “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Y ya sabemos que mientras haya corderos, habrá lobos; y mientras haya bobos, habrá listos. Por lo que no precisan más comentario, pues ellos solitos se van descubriendo.
Los aires naranjas también nos llegan revueltos: “dimisiones, cataduras morales difíciles de asumir, traiciones, discrepancias, acumulaciones de poder, pagadores y beneficiados de la cosa”, y varios etcéteras más que en nada benefician y que vienen a demostrar, una vez más, que una cosa es Madrid y otra las provincias.
En fin, parece que la primavera la sangre altera y... así estamos, de... colores.
La “sorpresa” de las primarias de los del color rojo, parecen reflejar que hay un sector que no comparte esa unidad o cierre de filas que preconizaban. Máxime, cuando uno de los candidatos, el de la ciudadanía, que no del partido, renunciaba a presentar candidatura. No obstante, y por lo que se oye, la tal sorpresa apenas dejará estela.
En cuanto al sector morado, más de lo mismo: “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Y ya sabemos que mientras haya corderos, habrá lobos; y mientras haya bobos, habrá listos. Por lo que no precisan más comentario, pues ellos solitos se van descubriendo.
Los aires naranjas también nos llegan revueltos: “dimisiones, cataduras morales difíciles de asumir, traiciones, discrepancias, acumulaciones de poder, pagadores y beneficiados de la cosa”, y varios etcéteras más que en nada benefician y que vienen a demostrar, una vez más, que una cosa es Madrid y otra las provincias.
En fin, parece que la primavera la sangre altera y... así estamos, de... colores.
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