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¡Aúpa Tuna!

jueves, 24 de mayo de 2018
De forma simplificada, “La Tuna”, podría describirse como aquél grupo de jóvenes estudiantes que, vistiendo trajes de corte antiguo y pintoresco, se dedican a cantar y tañer instrumentos para divertirse y allegar algo de dinero a sus bolsas, llevando un estilo de vida guasón y apicarado. No obstante, es una de las instituciones universitarias más antiguas de la historia. Sus inicios se vinculan al de las Universidades de Palencia (1208) y Salamanca (1220). Y su origen, pudiera asociarse a los continuadores de la tradición “goliarda” (clérigos vagabundos y estudiantes pobres pícaros que proliferaron en Europa con el auge de la vida urbana y el surgimiento de las universidades) o a los herederos de los antiguos “sopistas” (estudiantes universitarios sin recursos económicos que rondaban bares y tabernas entregando su música y simpatía a cambio de un humilde plato llamado “sopa boba”; y que tan bien fueran descritos en las partidas del Rey Alfonso X el Sabio, diciendo: “Esos escolares que trovan y tañen instrumentos para haber mantenencia”). Sea cual fuere dicho origen, dejarán con el tiempo una huella, reflejada ya en el “Siglo de Oro”, como estereotipo del estudiante de carácter alegre y pícaro que también se servía de sus habilidades musicales para enamorar a las doncellas que pretendían, quedando constancia de ello, en la primera referencia escrita que hay sobre las tunas, custodiada en el archivo de la Universidad de Lérida.


 
En nuestra ciudad, debemos de esperar hasta el curso académico 1961/1962 cuando, bajo la dirección del maestro Manuel Pablos, con traje y formato musical de estudiantina, se funda la Tuna de Magisterio de Cáceres, siendo su Madrina la Duquesa de Alba.

Algunos de sus miembros, ya cuarentunos, a pesar del devenir de los años, siguen en esencia siendo doctores en galanteos, licenciados en picardías y bachilleres en endiabladas artes. Y de ello puede dar fe el paso de la Virgen de la Montaña por la Plaza del Duque, también llamada ya el Rincón de la Tuna.

En la pasada Bajada, me entregasteis una placa que reza: “Tu entusiasmo es el mejor legado y el mayor ejemplo a seguir para todos tus hermanos”. Solo puedo deciros: Gracias, mil gracias. Ese entusiasmo, lo aprendí de vosotros.
 


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