“No hay viento favorable para el que no sabe dónde va”. Este viejo aforismo de Séneca, parece que le viene pintiparado a nuestra querida ciudad de Cáceres. Y no será porque, desde distintos frentes y desde hace muchos años, no se viene insistiendo en la necesidad de consensuar un modelo, definir una estrategia común o marcar una hoja de ruta que nos permita afrontar un futuro como ciudad. Un futuro que, a la vista está, se antoja cada vez más incierto.
Por supuesto, que dicho conocimiento no hubiera sido garantía de adjudicación. Pero no cabe duda de que nos hubiera dado tiempo a presentar un proyecto serio, trabajado, consensuado y con los apoyos institucionales necesarios, para ser tenidos muy en cuenta. Estoy seguro, además, que la ciudad entera se hubiera movilizado apoyando este proyecto. Y no solo por el ingente número de empleos, sino por el propio beneficio económico que revertiría en la ciudad.
Por esto se hace necesario un modelo, una estrategia, un saber qué necesitamos y qué queremos. Entre otras cosas para poder elegir entre las opciones que se nos presenten o entre las que, obligatoriamente, tengamos que salir a buscar.
Pero, claro, como reza otro aforismo, “con la soga apretándote fuertemente el cuello, cualquiera que venga a aflojarte el nudo parecerá tu mejor opción; y ese es el problema”.