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Partidos emergentes.

miércoles, 22 de junio de 2022

Terminado el proceso electoral en Andalucía que, a la vista de los resultados, tendrá su lógica lectura en clave nacional, toca ir pensando en los próximos comicios, no tan lejanos, que renovarán gobiernos municipales y una gran mayoría de los autonómicos, y cuyos resultados también tendrán su reflejo en las siguientes elecciones generales.

 


En Extremadura, como en otros territorios, estamos hartos de que la mal llamada plurinacionalidad mire siempre hacia el mismo lado, Euskadi y Cataluña, gracias al poder que le otorgan los votos de sus diputados y que se hacen, salvo en contadísimas ocasiones, imprescindibles en la formación del Gobierno.

 

¿Por qué ellos pueden chantajear a los gobiernos de uno y otro signo y nosotros no?, nos preguntamos muchos. Ley Electoral aparte, porque ellos cuentan con el apoyo incondicional de sus representados, es decir, de los ciudadanos. Y saben ejercerlo a favor de sus propios intereses localistas, claro está.

Por estos pagos, es cierto que nunca hemos tenido carácter identitario y que, cuando lo hemos intentado, ha resultado un verdadero fracaso. Y si bajamos a la esfera local, el fracaso llega a convertirse en el mayor ridículo. –Todavía estamos esperando la autovía Cáceres-Badajoz, prometida por el Presidente Ibarra a Extremadura Unida y a su concejal Rubio, a cambio de su apoyo a Sanchez Polo a la alcaldía de Cáceres en 1991. O, más recientemente, la nula aportación a la ciudad del ahora llamado concejal no adscrito, Amores–. Por lo que, más que ser determinantes, actúan y ejercen más bien de comparsa.

Ahora, volvemos a la carga con nuevas formaciones políticas, bajo distintas denominaciones de partidos o plataformas, con distintos enfoques, locales, provinciales o regionales, que pretenden integrarse o coaligarse con las ya existentes, para intentar ser determinantes o decisivos. No se me antoja tarea fácil habiendo siglas arraigadas, objetivos distintos, egos o legítimos intereses personales al medio. Como tampoco parece tarea fácil extrapolar aquí el modelo de otros territorios como Teruel o Soria, dónde llevan décadas de lucha y movimiento ciudadano reivindicativo.

Es cierto que todo camino empieza con un paso; espero y deseo que, como otrora, no sea un paso hacia el abismo. 



 

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