"A veces, algunas veces, el cantor tiene razón / aunque tape el nubarrón la alegría de la vida / de un día nace otro día / y a esa fuerza no la matan / aunque maten al cantor” Así reza una de las estrofas de la canción “Canta Cigarra” que, en 1976, compusiera e interpretara María Ostiz.
Y me han venido a la mente estos hermosos versos, porque los columnistas, articulistas o simples junta-letras como en mi caso, a veces, algunas veces, al igual que el cantor, también tienen, o tenemos, algo de razón.
Como lo fue en el caso del artículo que, amablemente como siempre, me publicó esta sección el 28 de septiembre de 2016, bajo el título de “Las fuentes que faltan”. Entonces, consideraba imprescindible la rehabilitación y construcción de fuentes que atemperasen el sofocante calor que sufren los lugareños y numerosos foráneos que visitan nuestro incomparable marco monumental. Decía también que, sumado a su capacidad refrescante, las fuentes sirven como puntos de encuentro que invitan a realizar paradas. Y que, ornamentadas e integradas correctamente, añaden un valioso aporte cultural. Terminaba diciendo que, hasta las fuentes más sencillas pueden tener una enorme posibilidad escenográfica y plástica, armonizando el juego del agua y potenciándolo con luz.
Como lo fue en el caso del artículo que, amablemente como siempre, me publicó esta sección el 28 de septiembre de 2016, bajo el título de “Las fuentes que faltan”. Entonces, consideraba imprescindible la rehabilitación y construcción de fuentes que atemperasen el sofocante calor que sufren los lugareños y numerosos foráneos que visitan nuestro incomparable marco monumental. Decía también que, sumado a su capacidad refrescante, las fuentes sirven como puntos de encuentro que invitan a realizar paradas. Y que, ornamentadas e integradas correctamente, añaden un valioso aporte cultural. Terminaba diciendo que, hasta las fuentes más sencillas pueden tener una enorme posibilidad escenográfica y plástica, armonizando el juego del agua y potenciándolo con luz.
Me alegra saber que, cuatro años después de dicho artículo, se van a rehabilitar cuatro fuentes y se van a instalar otras tres o cuatro más en puntos estratégicos de paso para cacereños y turistas. Y celebro que, el ahora concejal del ramo, Sr. Bello, coincida conmigo manifestando que dichas inversiones “...contribuirán a hacer una ciudad cómoda y amigable para el visitante, en un entorno lo más verde y fresco posibles, dadas las peculiaridades del clima cacereño...”. Nunca es tarde si la dicha es buena. Pero es lamentable que dichas inversiones, como otras muchas, consideradas de pequeño importe pero de gran efecto y que conllevan, entre otros, la recuperación de elementos históricos, nunca se planifiquen en su momento.
Si, a veces, algunas veces el cantor tiene razón, porque como rezaba otra estrofa: “... no sólo es su corazón lo que sale por su boca / son los ecos que en el aire ha dejado el labrador / la mujer, el oprimido, es el llanto del nacido / los ecos de su canción”.