Celebramos hoy la festividad de los santos Pedro y Pablo (importante el orden), y seguimos dándole vueltas a los resultados electorales del pasado domingo con sus correspondientes análisis, valoraciones y consecuencias.
Al parecer, y como siempre, todos se felicitan. Por lo menos así se desprende de las manifestaciones de unos y de otros. Y es que ya sabemos cómo son los políticos y de qué tenor sus valoraciones después de una contienda electoral. No es lo mismo decir: “hemos quedado novenos”, que decir: “nos han eliminado en cuartos”. Pero el análisis de un españolito de a pie es mucho más sencillo y, por supuesto, mucho menos interesado. A saber:
a) El partido popular ha ganado las elecciones, sí, pero lejos de la mayoría absoluta que disfrutaba, por lo que más que festejar, deberá pensar que algo tendrá que cambiar. Esta victoria no es ni un olvido de sus numerosos casos de corrupción, ni un perdón de su actitud inane ante ellos. Concurrir como acusación particular, en defensa de la decencia y no encubriendo (o aforando) a “presuntos mangantes”, puede ser un buen comienzo. Ya no se trata de oportunidades, ya es cuestión de aprovecharlas.
b) El partido socialista, obtiene el peor resultado de su historia. Perdieron el norte y confiaron en líderes de pacotilla, y eso se paga. Se impone ahora una buena reflexión, una buena elección de líderes que retomen el rumbo y el sentido de Estado que siempre demostraron. Su historia y los intereses generales de los españoles, así lo demandan.
c) Unidos-Podemos, no avanza. La gran mayoría no acepta ni sus propuestas, ni su radicalismo, ni su afán de protagonismo, ni a sus líderes. Está claro que el que va de sobrado, aquí sobra.
d) Y, por último, Ciudadanos, cuyo líder quiere marcar la agenda imponiendo condiciones, siendo irrelevante tanto por escaños como por votos. Incomprensiblemente creciditos, reclaman un espacio de centro, a semejanza de UCD o CDS, olvidándose, como ya se demostró entonces, que cuando la derecha e izquierda son moderadas, no es muy relevante dicho espacio.
Lástima que todos ellos se hayan olvidado del verdadero ganador de las elecciones: El Escaño Vacío. El logrado por la bajísima participación electoral, por la desgana, por el hastío. Y el único que merece una seria y profunda reflexión. Esa reflexión que, ellos, no harán nunca.
Al parecer, y como siempre, todos se felicitan. Por lo menos así se desprende de las manifestaciones de unos y de otros. Y es que ya sabemos cómo son los políticos y de qué tenor sus valoraciones después de una contienda electoral. No es lo mismo decir: “hemos quedado novenos”, que decir: “nos han eliminado en cuartos”. Pero el análisis de un españolito de a pie es mucho más sencillo y, por supuesto, mucho menos interesado. A saber:
a) El partido popular ha ganado las elecciones, sí, pero lejos de la mayoría absoluta que disfrutaba, por lo que más que festejar, deberá pensar que algo tendrá que cambiar. Esta victoria no es ni un olvido de sus numerosos casos de corrupción, ni un perdón de su actitud inane ante ellos. Concurrir como acusación particular, en defensa de la decencia y no encubriendo (o aforando) a “presuntos mangantes”, puede ser un buen comienzo. Ya no se trata de oportunidades, ya es cuestión de aprovecharlas.
b) El partido socialista, obtiene el peor resultado de su historia. Perdieron el norte y confiaron en líderes de pacotilla, y eso se paga. Se impone ahora una buena reflexión, una buena elección de líderes que retomen el rumbo y el sentido de Estado que siempre demostraron. Su historia y los intereses generales de los españoles, así lo demandan.
c) Unidos-Podemos, no avanza. La gran mayoría no acepta ni sus propuestas, ni su radicalismo, ni su afán de protagonismo, ni a sus líderes. Está claro que el que va de sobrado, aquí sobra.
d) Y, por último, Ciudadanos, cuyo líder quiere marcar la agenda imponiendo condiciones, siendo irrelevante tanto por escaños como por votos. Incomprensiblemente creciditos, reclaman un espacio de centro, a semejanza de UCD o CDS, olvidándose, como ya se demostró entonces, que cuando la derecha e izquierda son moderadas, no es muy relevante dicho espacio.
Lástima que todos ellos se hayan olvidado del verdadero ganador de las elecciones: El Escaño Vacío. El logrado por la bajísima participación electoral, por la desgana, por el hastío. Y el único que merece una seria y profunda reflexión. Esa reflexión que, ellos, no harán nunca.
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