Mi viejo perrillo, se pone literalmente a temblar cuando visita al veterinario. Supongo que es un acto reflejo producto de malas experiencias pasadas. A mí me pasa algo muy parecido cuando oigo hablar a los políticos, con la salvedad de que en vez de temblar me entran arcadas.
La última, en la rueda de prensa de Vara y Vergeles, la semana pasada. En ella: o bien mentía el Presidente para justificar la pésima gestión en el ritmo de vacunaciones (lo que sería deleznable), o bien le traicionaba el subconsciente dando a entender que se habían utilizado a nuestros mayores como cobayas, por si las desgracias sufridas todavía fueran pocas. En cualquier caso, palabras necesitadas de un buen antiemético.
Ese Consejero que cerró el servicio de Cirugía Vascular en el Hospital cacereño, derivando pacientes a Badajoz; o el que no supo gestionar la falta de personal en radiología, fisioterapia y anestesiología (siempre referido a Cáceres, claro está); o el que quiso trasladar el céntrico PAC al extrarradio; o no es capaz de defender presupuestariamente la culminación del Hospital Universitario.
Ese Consejero que acusaba a maduritos, sanitarios y a todo el que le caiga, menos a él, de propagar la pandemia. Ese que ahora establece un cierre perimetral en los municipios porque parece ser que en otras Comunidades ha dado resultado, cuándo hace tan sólo unas semanas él mismo lo consideraba totalmente innecesario.
Ese Consejero que dice actuar asesorado por técnicos, cuando la realidad es que los técnicos llevan meses diciendo todo lo contrario a lo que hace, (véase lo manifestado por los Colegios Médicos). Un Consejero, en definitiva, que siempre ha ido muy por detrás en la gestión de la pandemia.
Todavía recuerdo sus palabras a unos médicos manifestantes: "Tened cuidado, que se puede pasar de héroe a villano en un segundo". Es cierto. Pero también es cierto que: “hay villanos que nunca llegarán a ser héroes”. ¡Váyase!
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